Tal como dice en
la lectura “Comunicación Educativa”, la comunicación en el ámbito educativo,
sólo puede ser concebida como tal en cuanto sea representado por medio de él,
esa interacción entre el docente y el discente (que vendría siendo el alumno).
Como sabemos en
un proceso de comunicación normal se podría hablar de ciertos elementos para
que se pueda dar este concepto, sin embargo en la Comunicación Educativa, se
distingue porque para que pueda exista es necesario que el rol del profesor sea
asumido como el primer punto de partida de un mensaje en donde el alumno hace
un proceso de codificación en donde reintegra y devuelve una respuesta que ha
de ser retroalimentación pura entre docente y alumno, (la idea es que ambos
intercambien conocimientos y aprendan de sus propias experiencias,
percepciones, todo aquello que enriquece a estos procesos, que han de ser
Educativos), como hace referencia el modelo educativo diseñado por Berlo en
1969.
Y aunque muchas
veces podríamos confundir la idea de un profesor (donador) que emite una idea o
mensaje hacia su alumno (donado), esta forma de verlo ha sido reemplazada, ya
que es muy cierto que la enseñanza es un punto importante para la comunicación,
pero la esencia es el del aprendizaje, esa que ha de fortalecer la
personalización y la socialización, como hace referencia nuestra lectura de
Comunicación Educativa”.
En nuestros tiempos hemos de
observar y comparar que aún existen esos tipos de clases educativas que nos
enmarcan en nuestra lectura, que son: comunicación pedagógica objetiva, que es
la que nos podríamos comparar con un docente tradicional en donde el portador
de la enseñanza es él, y quienes reciben son los alumnos; la comunicación
pedagógica subjetiva que es nada menos que esa en donde el educador y el
educando están sentados en un mismo nivel, en donde la comunicación fluye y es
libre y de manera dialogante, como decía Pablo Freire “Un
proceso comunicativo educacional requiere entender y comprender, que la
educación es comunicación, es dialogo en la medida en que no es la
transferencia del saber, sino un encuentro de sujetos interlocutores que busca
la significación de los significados” (Luz Mercedes Candioti, Proceso para la
Comunicación Educativa para la Comunicación).
Lo anterior explica entonces como es que la comunicación
educativa debe ser en esencia, el despertar de esa dialogicidad entre el
docente y quien recibe su enseñanza para convertirla en una cadena de
respuestas mutuas entre los participantes, es enriquecer el aprendizaje para
provocar que las partes participantes en esta comunicación logren alcanzar la
capacidad de análisis de las buenas cosas que trae ser partícipe de los
procesos, en este caso el más importante el de aprender a socializar por medio
de la palabra bien manejada y dada.
Dicha comunicación no podría ser posible sin que los
diversos participantes de este acto estén en dinamismo comunicativo y que sean
enfocados a una circunstancia meramente educativa, puesto en otras palabras no
habría comunicación educativa sin la participación de todos aquellos actores
dentro del proceso (en este caso el del docente y el alumno).
Entonces si la palabra comunicar significa compartir, hay
que empezar por compartir todos aquellos conocimientos que se tienen, hacer que
haya una retroalimentación y no dejar cerrado el círculo de respuestas ante los
participantes de la comunicación, se debe saber comunicar lo que se sabe y no
cometer el error de expresar lo que no se debe por ignorancia, ya que
comunicarse educativamente es un medio para lograr el éxito en la participación
y asimilación entre los demás humanos (entrar o desarrollarse en alguna
sociedad).
Y recordemos que, “el que sabe pensar, pero no sabe
expresar lo que piensa, está en el mismo nivel que el que no sabe pensar”,
Pericles
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